Parece mentira, pero el mobiliario que se deja en las viviendas en alquiler en ocasiones sirve para restar valor en lugar de sumarlo. Ya sea por su estado de conservación o por su antigüedad, a veces es necesario saber cuándo desprenderse de los muebles. En este artículo damos algunas orientaciones acerca de en qué momento debe hacerlo.

Consejos para alquilar un piso

Si sus muebles encajan con algunos de estos indicadores, es una señal de que los posibles inquilinos percibirán que sus muebles son más un estorbo que una ventaja.

  1. Antigüedad: ¿En qué punto los muebles pasan de ser antiguos a totalmente desfasados? La frase más repetida por los inquilinos cuando ven este tipo de muebles es: “parecen sacados de la serie de “Cuéntame” de la primera”. Efectivamente, si en su vivienda tiene mobiliario que pueda parecerse al que aparece en la serie de Imanol Arias, piense en desecharlo. Debe tener en cuenta que la media de edad que alquila oscila entre los 30 y 45 años, por lo que la mayor parte de sus potenciales inquilinos pensará en los términos coloquiales que le indicamos.
  2. Conservación: Si el inmueble ha estado alquilado varias veces o si el mobiliario ya se ha usado, se empieza a notar signos de desgaste tales como rozaduras en abundancia, sillas o mesas con holguras que hacen que se tambaleen, reparaciones de muebles con chapas, tornillos o todo tipo de ingenios para que se mantengan en pie, muebles pintados a brocha con acabados poco profesionales, tapicerías rajadas o con desgastes muy avanzados…. Esto no significa que los muebles no puedan tener algunos roces, que puedan volver a barnizarse o que se reparen de forma digna, pero llega un punto en el que el mueble ha cumplido con su vida útil y causa mala imagen en lugar de al contrario.
  3. Funcionalidad: Las tendencias cambian, y la forma de usar las cosas también. Existen algunos muebles con una conservación impecable y, aun así, pueden ser más una carga que un beneficio para el inquilino. Por ejemplo, los sofás con reposabrazos de madera impiden recostarse al inquilino viendo la televisión, o el mobiliario de jardín (Por ejemplo, de mimbre, forja o plástico) causan un pésimo efecto en un salón. También las mesas camillas han perdido su utilidad. Piense que si su mobiliario tiene más de 20 o 30 años, muy probablemente no le guste al posible inquilino.
  4. Concordancia: Puede ser la excepción que confirma la regla. Si su piso es antiguo y el mobiliario también lo es, en este caso el inquilino verá que todo está acorde al piso y, por supuesto, al precio del mismo. Sin embargo, si su vivienda tiene poca antigüedad y sus muebles son mucho más antiguos, entonces los muebles causarán una pésima impresión.

Como siempre, estos son unos indicadores que le ayudarán a saber qué piensan los inquilinos que visitan su inmueble del mobiliario en ciertas viviendas. Esperamos que le sea de ayuda en su alquiler.

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